
Son las cuatro y media de la madrugada.
Venimos de un largo viaje.
Un barco que quiso zozobrar pero se mantuvo a flote.
Hemos recorrido sórdidas calles de escaleras mecánicas,
nos hemos perdido por un parque llegado de algún sueño
o una pesadilla
y te he paseado por los túneles del metro
como quien va del brazo de una diosa,
la octava maravilla del mundo,
en el subsuelo de Barcelona.
Entre mis souvenirs
he dejado un momento
estancado en tus pupilas.
Tú me pediste un beso,
sin voz.
Y a tus espaldas,
en una pared, escrito con tinta roja,
pude leer: voy a perderme en ti
para encontrarme.
Entre mis souvenirs
Una tarde de colillas, risas y sábanas enrolladas
bajo la suave cadencia
que acaricia un tema de Chet Baker.
Son las cuatro y media de la madrugada
y me pides un poema.
Lástima que yo solo acierte
a coger un papel
y escribir un deseo,
ansiando ser el cigarrillo
que se consume en tus labios.
*El tema que suena es Ponder, por Chet Baker. Y es admirable, esa pequeña sección de la canción en la que Chet Baker, con trompeta, homenajea a George Gershwin y a su Rhapsody in blue (minuto 3:00)