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Ilustración de Miquel Zueras |
El pasado mes de noviembre nuestro amigo Miquel Zueras vino a visitarnos desde Barcelona. Tuvimos unos días de mucho cierzo pero nos abrigamos entre las viejas callejas de la ciudad y nos dejamos llevar por la consabida ruta de tapas que siempre acaba en el viejo Texas, probablemente el bar más auténtico del Tubo. Miquel vino con un regalo debajo del brazo, el dibujo que encabeza esta entrada y que, con orgullo, lucimos ahora en la pared de nuestro salón, recordando la tierra de Menorca y su famosa "pomada", ese cóctel típico que se toma para las fiestas de la isla.
Pues bien, el amigo Miquel también se dejó convencer por las voces de Pabostría y aquí nos dejó su relato El diente:
EL DIENTE
Él y ella discutieron en la cocina. Cuando él se enojaba nunca la miraba directamente, ahora tenía la mirada fija en los pájaros imantados sobre la puerta de la nevera. Arrojó el periódico hacia la mesa forrada de hule. Algunas hojas sueltas volaron perezosas como peces raya. Ella contrajo las mandíbulas y le pareció que sus dientes se quebraban como si mascaran barras de tiza. Un diente se le cayó al suelo. Los dos notaron que habían perdido el control de la situación. Hubo un silencio largo, incómodo. Ella agarró un cuchillo. La potente luz del fluorescente iluminaba el filo con crudeza. Se agachó y recogió el diente del suelo. Puso el diente sobre una tabla y con el cuchillo lo cortó en delgadas láminas. Chac,chac, chac. Echó el diente fileteado sobre los espaguetis. Les gustaba notar el sabor del ajo en la pasta. Hora de cenar. La tormenta había pasado.
© Miquel Zueras