(Don Henley, The last resort)
En algún lugar escuché que, de todo aquello
a lo que llames paraíso,
es necesario despedirse
con un beso.
Quizá solo era una canción,
el último refugio
de unas águilas cansadas
de no volar.
Pero si fuera una ley
no escrita
yo la quebrantaría, sin dudarlo.
El último vuelo
de un águila marchita
deja un rastro
de plumas en el viento
y en los ojos del lobo,
entre los pinos.
Tú eres el último refugio
que habito,
del cual nunca pienso despedirme.
Y el paraíso
es aquella ciudad sin ley,
escrita con el sabor de tus besos.
Eagles - Last Resort
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